1.3.23

Sobre la oratoria falaz, ramplona e insulsa de Pedro Sánchez



Cualquiera que haya seguido su mediocre carrera como parlamentario, puede observar que Pedro Sánchez ha utilizado el ataque personal y la siembra de odio hacia el adversario (la falacia ad hominem) en numerosas ocasiones para desacreditar a sus oponentes políticos y sugerir que sus argumentos son inválidos debido a sus presuntos defectos personales.

Esto puede ser una estrategia facilona para desviar la atención de los argumentos políticos y enfocarse en las características personales de los oponentes. Sin embargo, es importante destacar que esta estrategia es considerada una falacia lógica y debilita la credibilidad del orador que la utiliza. Por no hablar de que revela el precario nivel cultural e intelectual del orador y que estimula el odio y el desprecio hacia los adversarios políticos.

En general, el Congreso de los diputados en España está plagado de este tipo de personajes con un bajísimo nivel dialéctico y buscadores del aplauso fácil de sus bancadas. A ello contribuye la falta de un periodismo parlamentario crítico. Lo que abundan son plumíferos a sueldo y tertulianos mercenarios que sirven a sus señorías en los medios de manipulación de masas.

 ABUSÓN DEL ATAQUE PERSONAL

 Las falacias ad hominem se basan en atacar al interlocutor en lugar de refutar su argumento, lo que puede resultar efectivo para entusiasmar a una audiencia poco crítica, pero no es un método válido para establecer la verdad y entablar debates de altura.

 A continuación, se presentan ejemplos de falacias ad hominem que Pedro Sánchez ha utilizado en el Congreso:

"Lo que sucede es que el señor Casado no sabe lo que es la moderación" (Sesión de control del 22 de septiembre de 2020): En este caso, Sánchez utiliza una falacia ad hominem de etiqueta, al atacar la competencia del líder de la oposición para moderar su discurso, en lugar de refutar sus argumentos.

 "Le queda grande ser el líder de la oposición" (Debate de investidura del 7 de enero de 2020): Aquí Sánchez utiliza una falacia ad hominem de circunstancia, al atacar la posición de liderazgo de Casado en la oposición, en lugar de refutar sus argumentos.

 "No tiene credibilidad" (Sesión de control del 29 de septiembre de 2020): En este caso, Sánchez utiliza una falacia ad hominem de relevancia, al atacar la credibilidad del líder de la oposición, en lugar de refutar sus argumentos.

 "No es un partido moderado, sino radical" (Sesión de control del 21 de abril de 2020): Aquí Sánchez utiliza una falacia ad hominem de etiqueta, al atacar la posición política del partido de la oposición, en lugar de refutar sus argumentos.

 "Es el partido de la corrupción y del odio" (Debate de investidura del 7 de enero de 2020): En este caso, Sánchez utiliza una falacia ad hominem de etiqueta, al atacar la integridad moral del partido de la oposición, en lugar de refuta sus argumentos.

 En un discurso en el Congreso en 2018, Sánchez se refirió a la oposición como "la derechona" y "la bancada de la corrupción". Estos epítetos denigran a la oposición y sugieren que sus argumentos son inválidos porque provienen de individuos deshonestos.

 En un discurso de 2019, Sánchez se refirió al líder del Partido Popular, Pablo Casado, como un "recién llegado" y sugirió que sus políticas eran "viejas y agotadas". Estos comentarios desacreditan a Casado como un político inexperto y desactualizado, en lugar de refutar sus argumentos de manera directa.

 En un discurso en 2020, Sánchez se refirió al líder del Partido Popular en Cataluña, Alejandro Fernández, como un "peón" del partido Vox y lo acusó de tener "alianzas con la ultraderecha". Estos comentarios sugieren que Fernández no tiene autonomía política y que su opinión no es confiable porque está influenciada por otros partidos.

 En un discurso en 2021, Sánchez se refirió al líder de Vox, Santiago Abascal, como un "cobarde" por su negativa a debatir con él en el Congreso. Esta sustentada desacredita a Abascal como un político sin valor y sugiere que su postura es débil.

 En un discurso en 2022, Sánchez se refirió a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, como una política que "vendió su alma al diablo" al pactar con el Partido Popular. Esta acreditada desacreditada a Arrimadas como una sin principios políticos y sugiere que sus argumentos son inválidos porque están motivados por intereses personales.

 EL REY DE LA FALACIA

Como modelo de análisis, se han identificado las siguientes falacias utilizadas por Pedro Sánchez en algunos de sus discursos en el Congreso, siguiendo la guía de Schopenhauer:

Falacia ad hominem: En una intervención en el Congreso en 2018, Pedro Sánchez criticó a la portavoz del PP, Dolors Montserrat, en lugar de responder a sus argumentos, diciendo: "Me preocupa la facilidad con la que la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados se mueve por las cloacas del Estado".

 Falacia de la pendiente resbaladiza: Esta falacia consiste en afirmar que un hecho llevará a otro sin justificación alguna. En una entrevista en 2019, Pedro Sánchez dijo que si el PP ganaba las elecciones, España se convertiría en "un país más desigual, más injusto, más incierto y menos solidario".

 Falacia de la falsa dicotomía: Esta falacia consiste en presentar solo dos opciones cuando en realidad hay más posibilidades. En un discurso de 2018, Pedro Sánchez afirmó que había que elegir entre "la convivencia o la confrontación" en Cataluña, ignorando las posibles soluciones intermedias.

 Falacia de la generalización apresurada: Esta falacia consiste en hacer afirmaciones sin suficiente evidencia. En un discurso de 2019, Pedro Sánchez afirmó que el PP era "un partido que se nutre de la corrupción y que está más preocupado por los intereses de las élites que por los de la ciudadanía".

 Falacia de la petición de principio: Esta falacia consiste en afirmar algo que ya se da por hecho sin aportar ninguna prueba adicional. En un discurso de 2018, Pedro Sánchez afirma que su gobierno había obtenido "una mejora palpable dijo en la calidad democrática y en el fortalecimiento del Estado de derecho en España".

Es importante señalar que el uso de estas falacias no es exclusivo de Pedro Sánchez, pero es el que más usa y abusa de ellas, contribuyendo sobremanera a la degradación del debate político y al embrutecimiento de las masas.

MARRULLERO SIN REMEDIO

Presentamos más ejemplos del uso de las estratagemas de Schopenhauer por parte de Pedro Sánchez en sus discursos en el Congreso:

Falacia ad hominem: Atacar al interlocutor en lugar de sus argumentos.

Durante un debate parlamentario en 2018, Pedro Sánchez atacó al líder del Partido Popular, Pablo Casado, con la siguiente fraseología: "Usted, señor Casado, que ha sido secretario de Comunicación del Partido Popular, que ha defendido la corrupción y la Gürtel , que ha estado al lado de Cifuentes y del máster, es quien está dando lecciones de ética y de moralidad a este país. Qué vergüenza".

En este caso, Sánchez no refuta los argumentos de Casado sino que le inventa una presunta reputación y trayectoria política para desacreditar sus palabras.

Falacia del hombre de paja: Presentar una versión distorsionada o exagerada de los argumentos del oponente para atacarlos.

Durante un discurso en el Congreso en 2020, Pedro Sánchez criticó la propuesta de la oposición de reducir el gasto público con la siguiente frase: "La derecha quiere reducir el gasto público para que nuestros hijos estudien en aulas prefabricadas, para que los enfermos esperen meses para ser atendidos, para que los trabajadores cobren salarios precarios y para que los pensionistas pierdan poder adquisitivo".

En este caso, Sánchez presenta una versión exagerada y distorsionada de los argumentos de la oposición para ridiculizar su propuesta y hacer la parecer ridícula.

Falacia de la falsa dicotomía: Presentar una elección falsa entre dos opciones, cuando hay más opciones disponibles.

En un debate en 2019, Pedro Sánchez afirmó: "El futuro de España está en juego. O avanzamos hacia un futuro progresista, con políticas sociales y de igualdad, o retrocedemos hacia un pasado oscuro, con políticas neoliberales y recortes en derechos sociales ".

En este caso, Sánchez presenta una elección falsa entre dos opciones, cuando hay otras opciones disponibles además de las que presenta.

Falacia de la petición de principio: Suponer como verdadero lo que se está tratando de demostrar.

En un discurso en 2021, Pedro Sánchez afirmó: "El Partido Socialista es el único que defiende los derechos sociales y laborales de los trabajadores y las trabajadoras de este país. Todos los demás partidos representan los intereses de la élite y las grandes empresas ".

En este caso, Sánchez supone como verdadero lo que está tratando de demostrar, sin presentar pruebas o argumentos que respalden su sostenido.

Falacia de la generalización apresurada: Sacar una conclusión general a partir de casos individuales o anecdóticos.

Ejemplo: En una entrevista en 2020, Pedro Sánchez afirmó: "La mayoría de los españoles apoya mi política económica y social. Lo sé porque habló con muchos ciudadanos en la calle y en los barrios. Me han dicho que están contentos con las reformas que hemos llevado a cabo".

En este caso, Sánchez saca una conclusión a partir de algo que no se puede verificar.

Este estilo de oratoria es poco riguroso, aporta poca información y contribuye a la degradación del debate político.

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