10.12.11

Los ciudadanos y España en la nueva UE


Por Ramón Maceiras López
Esta nota fue concebida inicialmente como un intento de explicación para mi consumo personal sobre los acontecimientos del Consejo Europeo del 9 de diciembre. He decidido compartirla, con el ánimo de recibir comentarios y poner sobre el tapete el problema de cómo los ciudadanos podemos abordar la solución de nuestros problemas específicos en el actual y abrumador entorno de crisis. Me decidí a ello después de ver cómo casi 2.000 periodistas acreditados en Bruselas fueron incapaces de enterarse de lo que se estaba discutiendo en la reunión del Consejo Europeo. Sostengo desde hace tiempo la tesis de que el periodismo ha muerto. Los ciudadanos tienen más sentido de la realidad. Las redes sociales han dado cauce al periodismo ciudadano y a la construcción colectiva de la información. Esa es mi bandera. El caso es que hacer un mapa del territorio es condición básica para orientarse. Los invito a enriquecer ese mapa colectivamente. El que crea que tiene la razón en este momento tan complejo, adolece del vicio de la soberbia. Comienzo con algunas interrogantes.

¿Cómo nos afectan a los ciudadanos las resoluciones del Consejo Europeo celebrado el pasado 9 de diciembre? ¿Qué ha cambiado? ¿Cómo actuar en el nuevo entorno que se presenta? Nuestro lema actual de vida reza que el cambio está en marcha, es imparable y avanza rápidamente. Los acontecimientos en desarrollo apuntan en ese sentido. Actuar acertadamente y con sentido práctico en entornos de alta incertidumbre se convierte cada vez más en un modo de vida, en condición básica para la supervivencia. Circunstancia que nos acompañará durante mucho tiempo, según creo. La época de las seguridades y las certezas ha llegado a su final. Algunos políticos, empresarios, agentes sociales y ciudadanos lo van entendiendo. Muchos todavía se resisten al cambio. Gestionar el cambio es hoy tarea crucial para todos. También se acabó la era de esperar que los políticos resuelvan la papeleta y limitarnos a acudir a las urnas cuando toque.

He tenido que embridar mi tendencia natural de viejo periodista para tratar de explicarme lo acontecido en los últimos tiempos en el entorno mundial, europeo y español, con el fin de canalizar el cúmulo de información recibido hacia objetivos prácticos y no limitarlo al mero hecho de informar. En definitiva, ha sido esa la evolución personal de mi sanguínea vocación periodística. No pretendo que nadie la comparta. Sólo digo que es mi tendencia actual. En otra nota de este blog ya decía que no atraemos lo que queremos, sino lo que somos.

Como supongo que han hecho muchos, he seguido con atención lo que sucedió antes y durante la reunión del Consejo Europeo del pasado 9 de diciembre. Me propongo mantener la misma atención durante el período siguiente. He llegado a la conclusión de que más que otras anteriores, esta cumbre tiene consecuencias en nuestro modo de vida que se extenderán largamente hacia el futuro.

¿El fin del gasto deficitario en la zona Euro?

Para decirlo rápidamente, creo que la señora Merkel ha inducido un cambio drástico en la Unión Europea (UE) que se puede resumir en lo siguiente: austeridad y disciplina germánica en los presupuestos públicos de los países del euro, regla de oro fiscal de rango constitucional, sanciones de verdad para los incumplidores, cambios de fondo en los tratados que regulan la UE y una nueva arquitectura legal e institucional de la UE. Parece ser el RIP del deficit spending en la eurozona. Aunque todo eso está aún por concretarse y su realización llevará su tiempo. Pero las líneas maestras están bastante perfiladas. La anquilosada, excesivamente bien pagada, delictuosamente influida por los múltiples lobbys de poder, e inútil burocracia europea resiente el hecho de que los jefes de Estado y de gobierno hayan decidido tomar las riendas del manejo de la crisis bajo la batuta alemana. Sin embargo, el desarrollo de los reglamentos y la redacción de los tratados seguirá en manos de los euroburócratas...Déjame a mi el desarrollo de los reglamentos, dice el diablo.

Abrigo serias dudas sobre la muerte definitiva del gasto deficitario. La disciplina fiscal no ha sido la moneda corriente en la UE a lo largo de los últimos veinte años. La coordinación de políticas fiscales nunca se había ensayado y no hay mecanismos comunitarios para ejecutarla...También conocemos el gusto de determinadas corrientes políticas por el deficit spending. Sin embargo, parece ser que por lo menos un núcleo duro de los países más fuertes de la eurozona, encabezados por Alemania, han decidido transitar ese camino. Mariano Rajoy, como actor nuevo en el marco europeo, acaba de comprometer en Marsella su disposición para sumarse al núcleo duro del euro y asumir las políticas de la señora Merkel. Es probable que muchos de los firmantes del acuerdo emanado del Consejo Europeo del 9 de diciembre no estén dispuestos a cumplirlo. Así ha sido en el pasado. Además, los euroburócratas son expertos en diluir en palabrería inextricable y ambigua los acuerdos emanados de las cumbres políticas y en administrar a su leal saber y entender, presuntamente técnico, las directrices generales.

Cameron de la Isla

No obstante, algunos jefes políticos con mandato surgido de las urnas, especialmente la señora Merkel,  han decidido tomar las riendas. Y esa era una condición necesaria, aunque no suficiente, para empezar a ver la luz al final del túnel. Los mercados se pusieron alerta y desenfundaron sus armas. Y esa es una de las claves que explica la reacción del primer ministro inglés, David Cameron. La señora Merkel quiere embridar a los mercados con una serie de regulaciones en el territorio interior europeo. Eso que llaman los mercados, son un selecto grupo de personas que tienen sus oficinas en Nueva York, Hong Kong...y Londres. Sí, Londres. En la llamada City londinense. Cameron se presentó en Bruselas el pasado 9 de diciembre con el encargo de defender el negocio financiero de la City. Sí, así como suena. Sin trampas ni cartón. A calzón quitado, pues. El modelo de negocio de la City consiste en mantener inflada la burbuja de la deuda soberana, sin importar las consecuencias que esto pueda tener en la economía real y en la vida de las personas. Lo que le preocupa a Cameron es básicamente que no se apruebe la llamada tasa Tobin, impuesto que la señora Merkel y muchos ciudadanos queremos imponer a las transacciones financieras en el territorio europeo y mundial, amén de regulaciones de otra naturaleza, lo cual implicaría según estimaciones hechas por el diario español El Mundo, algo así como 40 mil millones de euros que provendrían del tinglado financiero de la City.


Cameron esgrimió el veto. Y esto es política, no economía. Lo novedoso es que esta vez no surtió efecto el perenne chantaje inglés con el veto. Curioso mecanismo político mediante el cual el Reino Unido viene bloqueando acuerdos que afectan al euro y a la regulación de los mercados financieros europeos, cuando la libra esterlina no se puede ver influida de la misma forma desde la Europa continental, ni desde la eurozona. En la trastienda de la reunión de Bruselas se le dijo a Cameron simplemente que si vetaba el acuerdo de los 27, Alemania impulsaría las medidas en el grupo de los 17 países que integran la eurozona. Era la ruptura, las famosas dos velocidades, el reacomodo de la eurozona, el sálvese quien pueda...El veto inglés quedó sin efecto práctico por arte de magia.

Pero la señora Merkel quería ser aún más drástica. La propuesta alemana inicial incluía el mecanismo de quita en la reestructuración de las deudas soberanas. Como se hizo en Grecia, la cual ha visto reducida su deuda en un 50% al precio de un duro programa de ajuste. La quita era el costo que tendría que asumir el sistema financiero por su avaricia especulativa en deuda soberana. Por fin, la banca pagaba algo. Extender el sistema de quitas a los países con abultada deuda soberana es una vía expedita para equilibrar la carga de las pérdidas e iniciar la reestructuración de la gigantesca deuda pública europea. De esta forma, los bancos empezarían a reparar los daños que habían causado. La presión fue inmensa. El señor Draghi, hombre de Goldman Sachs en el Banco Central Europeo, apretó. Y al final, la señora Merkel retiró de momento el mecanismo de quitas de la mesa de debate. Eso explica que a mediados de semana empezara a caer en picado la prima de riesgo, ese mecanismo infernal de chantaje permanente que poseen los mercados. Pero Cameron y los mercados querían más, como ya explicamos arriba.

Esto es una negociación a cara de perro y, al final, el sistema financiero obtuvo barra libre de crédito barato por parte del Banco Central Europeo (BCE), tasa al 1%, baja en el coeficiente de caja, aceptación de activos basura como aval para préstamos y plazos de 36 meses para devolver el dinero al BCE. Ya quisieran  muchos deudores hipotecarios, empresas y ciudadanos ver aliviados de esa manera sus problemas de liquidez en el caso de la deuda privada, la cual, en países como España, triplica el monto de la deuda soberana. Eso alivia, pero no resuelve el estrangulamiento del mercado interbancario. Como casi toda la banca europea está más o menos en quiebra técnica, no se prestan entre ellos y el mercado de liquidez estaba seco. El problema sigue siendo cómo fluye hacia la economía real la liquidez que abre el BCE... Pero esa es otra historia.

El otro punto en la negociación era el de los eurobonos. En este punto la señora Merkel fue inflexible. Los eurobonos y la disciplina fiscal son contradictorios. O una cosa o la otra, pero las dos al mismo tiempo no funcionan, digan lo que digan los fundamentalistas del déficit spending. Una vez encaminada la disciplina fiscal, quedó abierta la opción de los eurobonos para el remanente que quede de deuda por reestructurar, pero no antes. Europa es así...

Cuando la política toma el timón con visión de largo plazo y medidas prácticas, los mercados entran en cintura y los euroburócratas representantes de los lobbys ceden el paso, aunque sea de momento. El mecanismo de control de todas estas políticas estará por algún tiempo en las reuniones mensuales intergubernamentales de los jefes de estado y de gobierno de la UE. Esta es una baza que gana Sarkozy, muy preocupado porque tiene elecciones en Francia en el mes de marzo y heredero de la alergia francesa al control de los euroburócratas. Alergia que compartimos muchos. Queda pendiente la compleja y larga negociación sobre la refundación de la UE sobre nuevas bases. Pero la novedad es que la señora Merkel ha decidido encabezar el gabinete de crisis con una receta simple: lo que hay es lentejas, las tomas o las dejas. El Reino Unido dice de momento que prefiere los riñones al Oporto. Aunque está por ver por cuanto tiempo. También la señora Thatcher se apartó del Acta Única en 1985 y el UK se incorporó después, de la mano de Tony Blair.

Salida de la crisis y actitud ciudadana

Para ir concluyendo, y para responder a las preguntas que inician esta nota, podemos decir que parece abrirse por fin el camino para salir de esta ya larga crisis. Después de dos años de tormentas que han hecho naufragar a cinco gobiernos europeos, parece abrirse un clima de mayor estabilidad política y horizonte de largo plazo. Queda por resolver un problema clave: ¿cómo reactivar la economía, el empleo y el flujo de crédito a empresas y personas? En el documento emanado de la cumbre del 9 de diciembre se coloca esto como asunto prioritario, aunque no se detallan medidas específicas que dependen de la realidad concreta de cada país. Todavía quedan años duros. Esto está en pleno desarrollo.

La crisis ha destruido una tremenda cantidad de riqueza. Ha resultado que era riqueza sobre el papel, no real, aunque generaba lo que los economistas llaman el efecto riqueza. Ahora que se han desintegrado billones de euros, la gente se siente más pobre. Hemos descubierto que somos más pobres y no podemos seguir gastando al mismo ritmo. Eso sucede en Europa y Estados Unidos. La ficción contable creada por las burbujas bursátil, inmobiliaria y de deuda pública se ha esfumado...Culmino como comencé...¿Salimos a la calle a presionar por mantener el ritmo de endeudamiento público, pagando cada vez más por los préstamos, o asumimos un severo ajuste en las economías familiares, empresariales y públicas? ¿Dónde no se debe recortar en lo público? ¿Cederán sus privilegios las distintas castas que amamantan del tesoro público? ¿Nos decidiremos los ciudadanos a participar activamente en la gestión de los asuntos públicos, o seguiremos confiando nuestra suerte a políticos y burócratas negligentes? ¿Volvemos a la economía real y productora de riqueza concreta, o seguimos inflando burbujas, autoengañados con riqueza fácil y a corto plazo? That´s the question, como decía el gran Shakespeare...

1 comentario:

insurgencia dijo...

interesante este articulo, por lo visto esta puede ser una via para volver a comunicarnos.
saludos
Debrayjulio.