14.12.11

Cuando decir la verdad es la mejor estrategia: Oratoria 2.0


Estos tiempos de cambio -que algunos llaman crisis- están destrozando los viejos paradigmas de la comunicación. La nueva actitud ciudadana y la cruda realidad que se consolidan a pasos agigantados han descolocado a políticos, periodistas, editores, publicistas, manipuladores de opinión y el turno le ha llegado a la oratoria.

Por Ramón Maceiras López
La idea, atribuida al doctor Goebbels, de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, ha sido el mantra comunicacional más aplicado a lo largo de los últimos ochenta años. El otro mantra reza que si esa mentira se expresa mediante imágenes, vale más que mil palabras. De tales creencias se ha impregnado la práctica comunicacional en la política desde Maquiavelo para acá. La publicidad ya no vende productos sino estatus, lifestyle, bienestar, modas cool: puro humo, pues, posmodernismo fatuo. El viejo y riguroso periodismo de antaño ha sido pisoteado por el show business. Para nadie es un secreto que, salvo en contadas excepciones, los gabinetes de manipulación de gobiernos, empresas, partidos políticos, y distintas organizaciones que actúan en sociedad, nutren con su propaganda al menos el 60% de los contenidos de los medios de comunicación, tanto en productos escritos como audiovisuales. La racional oratoria aristotélica perdió la batalla frente al sofismo, la charlatanería tertuliana -muy en boga en España y Latinoamérica-, y la demagogia rampantes. Los medios han descubierto que sale más barato contratar a tertulianos de ignorancia enciclopédica que pagar a buenos periodistas especializados en los distintos temas del interés público. Pero eso lo abordaremos otro día.

En el campo del llamado desarrollo personal, los traficantes de sueños alelaron con subjetivismo falaz e infantil y pensamiento mágico, las mentes de ilusos ciudadanos en busca de la felicidad, ese obscuro objeto de deseo.  Tú puedes, tú decides; la presunta ley de la atracción; no eres tú, soy yo; el poder de la mente; el pensamiento positivo, lo que importa es el aquí y el ahora, y otras martingalas, alimentaron el narcisismo rampante de una sociedad occidental ávida de egoísta individualismo, felicidad boba, consumismo a espuertas, experiencias límite, hedonismo y profecías autocumplidas. Los culpables siempre son los otros y mi autoestima es lo fundamental. Tú eres la persona más importante del mundo, proclaman los traficantes de sueños.

Pero el gran bluff se desmorona. El rey estaba desnudo. Parafraseando el viejo son cubano, llegó la crisis y mandó a parar. La riqueza creada era pura ingeniería contable. El trabajo de tus sueños nunca llega. La pareja perfecta no existe. Desgraciadamente, no puedes lograr todo lo que te propones. Ni atraes todo lo que deseas, por muy obsesivo que te pongas. Tú también eres culpable de lo que te ocurre. El poder de tu mente es limitado. El pensamiento positivo está bien, pero no hace milagros. Lamentablemente, lo que hagas aquí y ahora condiciona tu futuro y, si te olvidas del pasado, estás condenado a repetirlo...Y en cuanto a autoestima, si eres un ratón, de poco sirve que te creas un león. Y de pronto, la idea de que los problemas colectivos se resuelven colectivamente, en sociedad, respetando a los otros, puede ser una buena norma de actuación.

Una vez que se van difuminando en el cielo los restos del humo de los fuegos de artificio, la realidad se va imponiendo poco a poco, cruelmente, a veces. La señora Merkel le canta a Europa las verdades del barquero, el señor Zapatero recibe una dura lección de economía, el señor Rubalcaba descubre que las técnicas de marketing político no hacen milagros. Por otros pagos, el señor Obama -el príncipe del  Yes we can- ya no puede hipnotizar serpientes con su verborrea guay y distractora. Hugo Chávez Frías -el sultán de la manipulación- se las ve duras para seguir engatusando a su pueblo con su oratoria populista. Putin tiene que hacer trampas electorales porque el pueblo ruso ya no traga ruedas de molino. Monsieur Sarkozy tiene que ponerse serio porque lo de Carla Bruni y la grandeur cool ya no cuela. El "milagro irlandés" era puja paja picada. El "bungabunga" de Berlusconi y el gobierno de las "tías buenas" han pasado a la historia. Mister Cameron tiene que enseñar sus cartas y decir que lo que defiende de verdad es el modelo de negocio de la City londinense, o sea, forrarse a punta del deficit spending y la especulación contra el euro. Gobernar a punta de mentiras y show business se hace cada vez más difícil.

Los publicistas han descubierto que lo de vender humo cuela cada vez menos. Los consumidores empiezan a comprar sólo lo que necesitan de verdad verdad, no lo que los publicistas dicen que necesitamos. El personal se aprieta el cinturón y muchos ya usan tirantes. Los editores de periódicos y los dueños de medios en general observan -atónitos- que su audiencia se lo monta en internet como le da la gana en redes sociales y demás inventos, crea sus propios contenidos y se comunica horizontalmente. Los dinosaurios de los carteles de la industria cultural ven que sus campañas contra lo que ellos llaman "piratería" no funcionan. La crisis va dejando un reguero de cadáveres del viejo marketing mentiroso y de la verborrea vacua...Como en Matrix, la gente tiene que escoger entre la pastilla azul y la roja.


Si Aristóteles y Socrátes vivieran, se irían juntos de copas para celebrarlo...Y yo con ellos. Lo que yo llamo la Oratoria 2.0 es tan vieja como Sócrates, tiene más de dos mil años. Habíamos perdido la batalla frente a los sofistas. Parece que por fin decir la verdad puede ser la mejor estrategia de comunicación.

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