15.11.11

La hora de los gobiernos "fuertes"


Por Ramón Maceiras López
Entendemos por "fuerte" un gobierno que obtenga un gran respaldo popular en las urnas. Que obtenga un mandato claro de los ciudadanos para afrontar la crisis. En segundo lugar, ese gobierno "fuerte" tiene que formular un Plan de Gobierno inmediato, pragmático y con mucha cintura táctica. No es la hora de las recetas ideológicas. Tanto los modelos keynesianos como liberales a ultranza han sido superados por esta crisis que no se parece a ninguna otra en el pasado. Tercero, ese gobierno "fuerte" necesita tener una gran sensibilidad social. Mirar menos a los bancos y las finanzas y más a la política, más hacia las necesidades de los ciudadanos. Y cuarto, un gobierno "fuerte" tiene que hablarle con la verdad a los ciudadanos y ponerse al frente del proceso de gestión de los cambios colectivos e individuales que necesitamos para salir de esta crisis. 

¿Y todo esto para qué? La misión es salir de la crisis. El esfuerzo es individual y colectivo. No esperamos a un Mesías que resuelva los problemas y abra el grifo del maná. Necesitamos un liderazgo que oriente el camino y abra juego para que la sociedad actúe y se labre su propio destino. El futuro está abierto.

Esas cuatro características: amplio respaldo popular; pragmatismo, acción rápida y flexibilidad táctica; sensibilidad social,  y voz clara y liderazgo para gestionar el cambio, son imprescindibles hoy para poder enfrentar las maniobras de eso que llaman los mercados, el dictak del dúo Merkozy y la inercia social. En definitiva, eso se llama "hacer política" en el sentido clásico del término. Soy de la opinión de que para salir de esta crisis la economía debe subordinarse a la política. Los gobiernos tienen mecanismos políticos para hacer que la economía entre en cintura. Han sido muchos años de abandono de responsabilidades por parte de la política lo que ha conducido al desmadre de hoy en la vida económica. Los técnicos tienen que ser dirigidos por la política. Los gobiernos tecnocráticos durarán poco. Los economistas y muchos técnicos de otras disciplinas son expertos en explicarnos en medio de la crisis por qué no funcionaron sus magníficos modelos de papel. El abordaje de problemas complejos exige hoy visiones transdisciplinarias.

Tengo la percepción de que los ciudadanos han entendido esto, por lo menos en lo esencial. Y percibo también que los ciudadanos ya no concederán la famosa "luna de miel". No habrá cien días. A lo mejor no habrá ni cien horas. Esta crisis ya ha arrasado a cinco gobiernos europeos. Los respaldos masivos se pierden rápidamente y abren paso a la inestabilidad política y a la dictadura de los mercados.

Finalizamos advirtiendo contra los "enjuagues" políticos. Se ha tratado de introducir el contrabando de los presuntos gobiernos de "concentración", "unidad" y demás trapisondas. El intercambio de cromos ya no será soportado por los ciudadanos. Que funcione la democracia. En muchos países europeos, y España no es la excepción, una buena parte de la oposición está hoy en la calle y fuera de unos parlamentos que no representan a las grandes mayorías...El que no entienda esto perderá rápidamente el apoyo popular. En la calle hay ya muchos líderes que están emprendiendo el cambio en sus respectivos ámbitos de acción y no esperan por nadie.

La tarea de gestionar el cambio es gigantesca. La política tiene que volver a dirigir la vida social y económica. No esperamos milagros. Queremos que empiece el cambio de verdad.

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