La comprensión de la enfermedad ha estado históricamente condicionada por el paradigma biomédico, que la concibe como una disfunción fisiológica a corregir mediante intervenciones técnicas. Sin embargo, a lo largo del siglo XX y XXI han emergido enfoques alternativos que cuestionan esta visión reduccionista, proponiendo que el síntoma, lejos de ser un mero error, constituye un portador de sentido.
En este ensayo se analizan dos perspectivas que, aunque heterogéneas en su origen y metodología, convergen en una concepción no mecanicista de la dolencia: la Nueva Medicina Germánica (NMG) de Ryke Geerd Hamer y la psicología analítica de Carl Gustav Jung. Mientras la primera formula un modelo biológico en el que los síntomas se entienden como “programas especiales de la naturaleza” activados por conflictos biológicos inesperados, la segunda interpreta la enfermedad como expresión simbólica del inconsciente en el marco del proceso de individuación.
El análisis comparativo muestra cómo ambas corrientes, con sus limitaciones y alcances, aportan a una nueva semántica de la enfermedad, en la que esta se comprende simultáneamente como fenómeno biológico adaptativo y como mensaje arquetípico de transformación psíquica.
La NMG postula que cada patología corresponde a un “Programa Especial con Sentido Biológico” (SBS), desencadenado por un choque biológico (DHS: Dirk Hamer Syndrom). Este choque, definido como una vivencia altamente dramática, inesperada y sin solución inmediata, impacta simultáneamente en psique, cerebro y órgano.
La enfermedad, bajo esta concepción, no es una disfunción azarosa sino una respuesta evolutivamente codificada que busca restablecer el equilibrio del organismo. Por ejemplo, el crecimiento tumoral en ciertos tejidos puede interpretarse como un mecanismo transitorio de refuerzo funcional, seguido de una fase de reparación cuando el conflicto se resuelve. En este marco, el dolor, la inflamación y otros síntomas no son enemigos a combatir, sino etapas necesarias de un proceso de resolución biológica.
2. La psicología analítica de Jung
Desde otra tradición, Jung concibe la enfermedad como una manifestación del inconsciente, cuyo propósito es compensar los desequilibrios de la conciencia. Los síntomas, tanto somáticos como psíquicos, representan símbolos vivos que emergen para forzar al yo a confrontar contenidos reprimidos o arquetípicos.
La crisis neurótica, en este sentido, no constituye un fracaso adaptativo, sino un pasaje iniciático hacia una reorganización más compleja de la personalidad. Mediante el proceso de individuación, la enfermedad se convierte en un vector de integración: lo que antes aparecía como sufrimiento se resignifica como oportunidad de maduración y fortalecimiento. Así, la perspectiva junguiana otorga a la enfermedad un carácter teleológico, orientado hacia la totalidad psíquica.
3. Convergencias: dolor y crisis como catalizadores de transformación
A pesar de la distancia epistemológica entre ambos autores, se observa una sorprendente convergencia: tanto Hamer como Jung reconocen en el dolor y la crisis un potencial transformador.
En la NMG, el dolor físico y la sintomatología aguda son interpretados como fases inevitables del proceso de resolución, necesarias para reequilibrar al organismo.
En Jung, la crisis neurótica es el mecanismo mediante el cual la psique fuerza al individuo a ampliar su campo de conciencia y a integrar su sombra.
En ambos casos, el sufrimiento deja de ser visto como una anomalía a eliminar y pasa a ser un agente de individuación biológica o psíquica.
4. Arquetipos biológicos y arquetipos psicológicos: un lenguaje común de lo arcaico
Uno de los puntos más fértiles de la comparación radica en la noción de arquetipo, aunque entendida en registros distintos.
En Hamer, los SBS pueden interpretarse como arquetipos biológicos: patrones de reacción universales, codificados filogenéticamente, que se activan frente a situaciones de choque vital. No son metáforas, sino programas automáticos de supervivencia.
En Jung, los arquetipos son estructuras del inconsciente colectivo, que se manifiestan en imágenes, mitos y símbolos, y cuya finalidad es orientar el proceso de individuación.
Ambos modelos parten de la idea de que existen moldes universales, heredados y arcaicos, que emergen en situaciones de crisis. La diferencia fundamental es que para Hamer el lenguaje es somático y literal, mientras que para Jung es simbólico y metafórico.
Ejemplo: en un conflicto de pérdida de territorio:
Hamer: el corazón se ve afectado mediante un programa biológico arcaico.
Jung: el inconsciente genera sueños o símbolos de destierro y expulsión.
Ambos expresan un mismo arquetipo profundo: la pérdida del lugar vital.
5. Aplicaciones prácticas
Terapéuticas: La NMG permite mapear el conflicto biológico específico asociado a un órgano, mientras que la psicología analítica facilita la elaboración simbólica del contenido reprimido. La combinación de ambas lecturas puede enriquecer la práctica clínica al articular lo biológico con lo psíquico.
Educativas: Promover una cultura de la salud en la que los síntomas no se vivan exclusivamente como amenazas, sino como mensajes significativos que orientan hacia el autoconocimiento.
Preventivas: Fomentar la conciencia emocional, la gestión de conflictos y la integración psíquica como factores protectores tanto de la salud mental como de la corporal.
Ejemplos clínicos ilustrativos:
Ansiedad
NMG: estado de hiperalerta vinculado a conflictos de amenaza en el territorio.
Jung: irrupción de fuerzas inconscientes que el yo no logra integrar.
Síntesis: defensa adaptativa que, simbólicamente, invita a expandir la identidad.
Depresión
NMG: tras vivencias de pérdida, funciona como un “programa de ahorro energético”.
Jung: repliegue de la libido hacia el inconsciente, preludio de una reorganización psíquica.
Síntesis: retiro biológico y simbólico que prepara una transformación vital.
Estrés crónico
NMG: fase conflictiva no resuelta que agota el organismo.
Jung: alienación del self por sobreidentificación con exigencias externas.
Síntesis: atrapamiento entre conflicto biológico y represión psíquica.
Infarto de miocardio
NMG: desenlace de un conflicto de pérdida de territorio tras su resolución.
Jung: manifestación del corazón como centro arquetípico, símbolo del self herido.
Síntesis: crisis que revela el desfase entre biología, psique y autenticidad vital.
Conclusión
La NMG y la psicología analítica de Jung, más allá de sus divergencias metodológicas, coinciden en reconfigurar radicalmente la concepción de la enfermedad. Ambas la conciben como un proceso con sentido: en Hamer, como programa biológico adaptativo; en Jung, como símbolo arquetípico del inconsciente.
La integración de ambas miradas permite superar el reduccionismo biomédico y comprender la enfermedad como un lenguaje multidimensional, en el que el cuerpo y la psique se entrelazan para señalar la necesidad de transformación. Así, lo que desde la perspectiva convencional aparece como sufrimiento, puede resignificarse como oportunidad de individuación biológica y psíquica.