Por Ramón Maceiras López
No ha sido casualidad que murieran el mismo día el padre Pajares y Robin Williams...Por lo menos para mi. En este mundo en el que lo aparente impresiona más que lo real, tiene para mi una excepcional importancia la sincronía de los dos hechos.
No ha sido casualidad que murieran el mismo día el padre Pajares y Robin Williams...Por lo menos para mi. En este mundo en el que lo aparente impresiona más que lo real, tiene para mi una excepcional importancia la sincronía de los dos hechos.
Pajares era un héroe desconocido. Uno
de esos tipos raros que se hace misionero y que se va al culo del
mundo a ayudar en lo que pueda a los más necesitados, inspirado en
su fe cristiana, sin protagonismo y pasando largamente de la onda
anticlerical que se respira en España. Williams era un tipo rico con
una excepcional habilidad para el histrionismo, que dejó en las
pantallas ejemplos inspiradores para la mediocracia occidental.
Williams hacía coaching inspirador, pero no se lo creía, como
demuestran las circunstancias de su muerte.
No se lo creía porque al final se
colgó y acabó con su sufrimiento. Le faltaba un leit motiv vital.
Pajares sí se lo creía y sólo fue un fallo de diagnóstico el que
lo llevó a contagiarse de ébola. El cura se cuidaba. Era enfermero
de larga experiencia y se hacía las analíticas regularmente.
Willians hace de profesor Keating e
inspira a sus alumnos con el Carpe Diem latino. Resulta una ironía
que el alumno que se lo cree literalmente se suicida en el nudo final
de “La sociedad de los poetas muertos”.
Willians se disfrazaba de institutriz
para mantenerse cerca de sus hijos en “La señora Doubtfire”.
Wiliams, como siquiatra, empuja al ·”Increíble Will Hunting” a
salir de la mediocridad. Haciendo de “Patch Adams” le enseña a
la casta médica a relacionarse humanamente con sus pacientes.
Después vinieron obras menores y alimenticias. Pero siempre un gran
actor. Pero no era él. Esos personajes que interpretaba no eran él.
Willians era un hombre débil, hipersensible y con un gran vacío en
su vida.
Utilicé diálogos de Williams en mis
cursos de oratoria, negociación y PNL, tomados de esas grandes
películas.. Ya no los utilizaré más. Eran personajes, máscaras,
poses, discursos vanos... El hombre real era un ser humano de su
tiempo: perdido, confundido, inestable, necesitado de amor. El error
ha sido mio. Creer en el personaje y no conocer a la persona. Es el
drama de nuestro tiempo. Sin embargo, me hubiera gustado conocer a
Robin Willians, el ser humano. También tiene mucho que enseñarnos.
No pudo sobrevivir al drama de la sociedad contemporánea. Él, que
aparentemente, lo tenía todo.
Del padre Pajares sabíamos poco. Ahora
ya sabemos todo lo que teníamos que saber. Ahora entiendo mejor a Robin Williams y lo honro
igual. Y ahora me quito el sombrero ante el padre Pajares. En este
caso, la persona y el personaje eran el mismo. Lo que decía el
maestro Jung...Un raro caso de superación de la dualidad...Se hizo uno...Era él mismo.
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