Más allá de la Medicina Convencional
La figura del Dr. Ryke Geerd Hamer representa uno de los capítulos más radicales en la intersección entre la psique, el cuerpo y la enfermedad. Su teoría, conocida como la Nueva Medicina Germánica (NMG), propone un paradigma que desafía por completo los fundamentos de la oncología y la psicología modernas. Uno de sus postulados más profundos, y menos explorados en comparación con sus afirmaciones sobre el cáncer, es la idea de que nuestra personalidad no es más que la suma total de nuestros conflictos biológicos no resueltos.
I. Los Fundamentos de la Nueva Medicina Germánica: Las Cinco Leyes Biológicas
Para comprender la visión de Hamer sobre la personalidad, es esencial revisar brevemente los pilares de su teoría:
La Ley Férrea del Cáncer: Todo proceso de enfermedad (especialmente el cáncer) se origina por un Síndrome Dirk Hamer (DHS), un shock extremo, vivido en soledad y de manera inesperada. Este shock impacta simultáneamente en la psique, el cerebro (dejando una marca visible en una TAC) y en un órgano específico.
La Ley de la Dos Fases: Tras la resolución del conflicto, el cuerpo entra en una fase de reparación (fase vagotónica), que incluye inflamación, fiebre y dolor, y que la medicina convencional diagnostica como "enfermedad".
El Sistema Ontogenético de los Tumores: El tipo de conflicto determina la localización de la lesión cerebral y el órgano afectado, basándose en la embriología.
Desde esta perspectiva, el cuerpo no es un traidor que desarrolla enfermedades aleatorias, sino un sistema de respuesta biológica y arcaica a shocks emocionales percibidos como amenazas para la supervivencia.
II. La Personalidad como Mosaico de Cicatrices Conflictivas
La extrapolación de estas leyes al concepto de "personalidad" es lógica dentro del sistema hameriano. Si aceptamos que un DHS marca el cerebro y altera la función de un órgano, y que la vida es una sucesión de experiencias potencialmente conflictivas, entonces:
La Personalidad como Historia Viva: La personalidad no sería un conjunto predeterminado de rasgos (genéticos o aprendidos), sino el registro dinámico y acumulativo de todos los conflictos biológicos que una persona ha experimentado y, lo más importante, de cuáles permanecen activos. Un individuo que vivió un conflicto de "miedo a la muerte" (afectando a los alvéolos pulmonares) y no lo resolvió, podría desarrollar una personalidad permanentemente ansiosa o con tendencia a ataques de pánico. No es que la ansiedad cause el problema pulmonar; la ansiedad es la experiencia consciente de ese conflicto biológico activo.
Los "Programas Especiales con Sentido" (SBS): Hamer no veía las enfermedades como errores, sino como programas arcaicos de supervivencia. Del mismo modo, lo que llamamos "rasgos de personalidad" (la terquedad, la sumisión, la desconfianza, la generosidad) serían, en esencia, las estrategias de comportamiento derivadas de estos programas. Una persona "controladora" podría estar manifestando un conflicto activo de "resistencia territorial" o de "no poder digerir un bocado indigesto", lo que se traduce en un comportamiento orientado a controlar su entorno para evitar nuevos shocks.
La Pérdida de la "Normalidad": Según Hamer, un ser humano sin conflictos activos estaría en un estado de "normotonía", un equilibrio perfecto. La personalidad "normal" que observamos en los demás sería, en realidad, la expresión externa de su constelación particular de conflictos resueltos y activos. Un carácter "amable" podría ser la estrategia para evitar conflictos de separación, mientras que un carácter "agresivo" podría ser la manifestación de un conflicto de autodevaluación no resuelto.